La anemia, sus causas más comunes y su relación con el hierro

Seguro que alguna vez has oído a alguien decir que tiene anemia, pero tampoco tenía muy claro qué significa eso o por qué puede generarse. Hoy te explicaré qué es, y me centraré en la más común, la anemia ferropénica (falta de hierro), para que entiendas sus causas. También te explicaré su relación con el hierro y qué situaciones pueden impedirte tener buenos niveles de hierro en la sangre. Acabaré dándote unos consejos de cómo manejar tu dieta respecto al hierro.

Qué es la anemia y su relación con el hierro

Cuando decimos anemia, hablamos de una falta de glóbulos rojos o de baja concentración de hemoglobina en los glóbulos rojos. El hierro es una parte fundamental de la hemoglobina y es necesario para el transporte de oxígeno en todos los tejidos. El hierro es esencial porque capta el oxígeno, pero, como todos sabemos, se oxida  fácilmente.

Hay muchos tipos de anemia. La anemia ferropénica es el tipo más común, y suele darse cuando bajan los depósitos de hierro (ferritina). El hierro puede estar libre en la sangre o puede transportarse por la transferrina que lo llevará a almacenar en los depósitos de ferritina. Ahora ya entiendes qué significan esos valores que suelen darnos en los análisis de sangre: la ferritina es un almacén de hierro y la transferrina es el transporte.

Casi una cuarta parte de la población mundial está afectada por anemia ferropénica, pero en nuestra sociedad no es por la falta de hierro en la dieta. Ni siquiera en el caso de las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana (bien estructuradas) se da una mayor incidencia de anemia ferropénica.

Causas más comunes de anemia

Las causas más comunes para sufrir anemia ferropénica son las perdidas sangre  o una mala absorción del hierro.

Pérdidas de sangre o sangrado excesivo. Como he dicho, el hierro está dentro de los glóbulos rojos, así que si pierdes sangre, pierdes hierro. Estas pérdidas de sangre se dan en dos casos:

  •  Hemorragias internas, como úlceras o tumores,  pueden generar  pérdidas de sangre. El sangrado gastrointestinal también puede resultar del uso regular de aspirina o ibuprofeno.
  • Menstruaciones abundantes. La menstruación conlleva una pérdida de hierro, como cualquier sangrado. Por esto debemos tratar de mejorar las menstruaciones. Hay que pensar en mejorar el intestino y el hígado, que son fundamentales para transformar los estrógenos, que suelen ser la causa de esos excesivos sangrados. Comer alimentos y no productos es fundamental. La pasiflora o el té verde van muy bien.

Absorción de hierro:

  •  Síndrome de malabsorción: celiaquía, Crohn, gastritis atrófica y otras. Cuando existe una patología de base, debemos actuar con todas nuestras armas para mejorar el entorno intestinal y por lo tanto, también la absorción de hierro.
  • Antiácidos tomados de forma crónica penalizan la absorción del hierro. Por tanto, es importante valorar a través de un profesional con una actuación personalizada, si las digestiones van bien o si hay que mejorarlas para permitir una mejor absorción.
  • Infecciones y estados inflamatorios pueden generar la producción de sustancias que limiten la absorción de hierro. Un ejemplo es la hepcidina.

 Como describe esta revisión, publicada en la revista europea de investigación clínica, en estados inflamatorios e infecciosos, se libera hepcidina que genera deficiencia de hierro, ya que almacenará el hierro que hay circulando en sangre y, por otro lado, evitará que se absorba más.

El hierro en la alimentación

El hierro es necesario pero también altamente tóxico para las células (por su poder oxidativo) y el ser humano no tiene un sistema de excreción de hierro. Por esto tenemos un sistema a de regulación muy estricto y lo reciclamos casi todo. Realmente sólo perdemos al día 1-2miligramos que se recuperan fácilmente por la dieta.

A  nivel estrictamente nutricional, en nuestra sociedad, no hay falta de hierro a través de los alimentos. No se trata de buscar cualquier cosa con mucho hierro…

 Más bien hablamos de cómo combinar alimentos para su buena absorción y de cuales “secuestran” hierro,  se unen a él y nos impiden absorberlo. Un ejemplo es  la presencia de calcio en la dieta (lácteos), que baja la absorción de hierro. También se dificulta su absorción con: oxalatos (espinacas), fitatos (salvado de avena o trigo), tanatos (té, café), calcio y proteínas de soja.  A pesar de que no debiéramos tomarlos todos los días junto a las comidas ricas en  hierro, actualmente se apunta a que los efectos de estos “secuestradores” no parecen modificar los valores del hierro ni sus reservas (ferritina).

Pero si es cierto que el hierro más fácil de absorber proviene de la carne (hierro hemo). Ten en cuenta que la excesiva cocción de los alimentos penaliza la absorción de este tipo de hierro. Si en tu dieta no hay carne, debes añadir a tus comidas alguna buena fuente de vitamina C, ya que, la absorción del hierro no hemo (más presente en vegetales) se potencia en presencia de vitamina C, proteínas animales y alimentos fermentados.

Como resumen, ante una anemia, lo primero es buscar la causa de la deficiencia en hierro y solucionarla. Es cierto que es fundamental una alimentación que aporte hierro, pero si eres chica que pierde hierro por reglas abundantes (caso más clásico de anemia) debes buscar mejorar la menstruación ayudando al buen funcionamiento del hígado y del intestino.

En el próximo post explicaré más profundamente  la hepcidina y su relación con la inflamación.

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