Enfermedad autoinmune y enfermedad cardiovascular
En los anteriores post de estrés te expliqué cuál es la reacción del organismo ante dicho estrés y qué situaciones pueden activarlo. Hoy te voy a explicar qué pasa cuando los estresores se repiten en el tiempo o si son muy grandes. Concretamente, te hablaré de enfermedad autoinmune y de enfermedad cardiovascular.
Ya vimos que la sociedad actual tiene muchos factores (el tipo de comida, la falta de ejercicio, el estrés psíquico) que podrían actuar como estresantes. Y que, por tanto, son capaces de activar la respuesta de estrés. Pero estos factores, no son puntuales, se mantienen en el tiempo. En esta sociedad son estresantes que se repiten crónicamente.
En estrés agudo, como viste aquí, se liberan catecolaminas (adrenalina) que nos aceleran el corazón, aumentan tensión en los vasos sanguíneos, sacan la glucosa de los depósitos a la sangre…y “paran” la digestión, el crecimiento y la reproducción. Pero esto, de manera mantenida en el tiempo, debe tener un “coste”.
Recuerda que las catecolaminas liberadas en dicho estrés agudo también activaban el Sistema inmune y su producción de citocinas proinflamatorias. Inflamación que, si se mantiene en el tiempo, si se cronifica, puede generar efectos perjudiciales. Para evitar una posible activación “desmedida” del sistema inmune, poco a poco se van liberando los glucocorticoides (Cortisol) que bajarán dicha activación y su producción proinflamatoria de citocinas . El cortisol regula todo este gasto energético y tanta actividad inmune e inflamatoria.
En esta gráfica puedes ver una respuesta normal aguda al estrés, en la que una respuesta es iniciada por un estresor, sostenida un tiempo apropiado y luego apagada.
Cuando el cerebro detecta que los niveles de cortisol empiezan a la elevarse, dejará de emitir la señal para su producción y, de esta manera, irá bajando el cortisol en sangre. Cuando el estrés afecta durante largos periodos, se producen niveles elevados de cortisol haciendo que los receptores del cerebro se “colapsen” y no lo perciban. De esta manera, el cerebro no emitirá la señal para detener la producción de cortisol, aumentando aún más el nivel de cortisol en sangre.
Esto es sostenible siempre que no se repita continuamente o se mantenga indefinidamente encendido, en cuyo caso se generará un “precio a pagar“ necesario por mantener dicha respuesta.
Efectos del estrés crónico
El estrés crónico puede promover inmunosupresión .
Esto es porque los niveles altos de cortisol alteran la producción de anticuerpos y citocinas inflamatorias (IL-1beta, IL-6, TNF-alfa) (recordemos que las células inmunes tenían receptores para el cortisol). Así se genera menor efectividad en la lucha contra infecciones y aumenta el tiempo necesario en la curación de heridas.
Veamos cómo funciona durante el estrés el sistema inmune :
Desde que aparece el estresante (A), por la acción de la adrenalina y, paulatinamente, del cortisol, la actividad inmune se dispara. Mantener este nivel de actividad es caro. Por lo que, al cabo de una hora comienza a ocurrir lo opuesto. Así, si el agente estresante desaparece, tenemos al sistema inmune de nuevo en su lugar (B). Pero con grandes agentes estresantes de larga duración (o grandes tomas de corticoides) el sistema inmune cae claramente hacia inmunosupresión (C).
Pero podrían darse, también, muchos agentes estresantes transitorios (repetidas fases A y B).
Las subidas y bajadas de estrés reiteradas mantienen al sistema inmune alto. De tal manera que la actividad aumenta hasta el punto que el sistema inmune empieza a atacar a todo, incluso nuestras propias células, pudiendo producir enfermedad autoinmune o inflamatoria. Por esto, los inmunosupresores (glucocorticoides) funcionan en pacientes con enfermedades autoinmunes.
Por supuesto, tener una activación (A) y no poder bajarla (que no haya suficiente respuesta de cortisol), es decir no tener una fase B, también aumenta la posibilidad de tener enfermedad autoinmune o inflamatoria.
El estrés crónico puede contribuir a generar hipertensión
Ante un estrés agudo elevábamos nuestra presión para que la sangre llegara mejor a la musculatura. Pero nuestros vasos sanguíneos deben hacer un trabajo mayor, por lo que si repite en el tiempo…el vaso formará más musculo en sus paredes, las “engordará” para poder contener esa mayor presión. El problema es que, ahora, la presión sanguínea debe aumentar para poder circular por unos vasos más duros, menos elásticos… y así se genera un círculo vicioso, que unido a la activación inmune, puede contribuir a la hipertensión arterial.
El estrés crónico puede contribuir a la generación de aterosclerosis.
La hipertensión sobre los vasos genera, sobre todo donde se bifurcan, desgaste, pequeñas heridas, que el sistema inmune pretende arreglar inflamando la zona. Al lugar llegan células inmunes, colesterol y otras grasas para reparar. Todo ello se adhiere al vaso sanguíneo, pudiendo ayudar en la formación de la placa de ateroma.
El estrés crónico puede contribuir a la generación de enfermedad cardiovascular
El corazón también ha debido fortalecerse por este trabajo, sobre todo la zona que recibe la sangre de vuelta con toda esa presión. Necesitará que sus arterias coronarias, las que riegan al propio corazón, ahora lo alimenten mejor. Cosa complicada si tienen placa de ateroma que no permite un flujo de sangre normal, pudiendo generarse enfermedad coronaria o isquemia de miocardio.
Por otro lado las placas de ateroma pueden soltarse y moverse por la sangre, que podría llevarlo a un vaso más pequeño y obstruirlo. Si la obstrucción se da en las coronarias podría producir un infarto de miocardio. En definitiva: El estrés crónico puede contribuir en la generación de enfermedad cardiovascular.
La enfermedad cardiovascular, la hipertensión (y también puedo incluir el accidente cerebrovascular) ocurren con mayor incidencia en aquellas personas con trastornos psicológicos relacionados con el estrés. Aquí puedes verlo. Además concluyen que para la prevención de la enfermedad cardiovascular el ejercicio físico puede ser una herramienta para aliviar la respuesta cardiovascular inducida por el estrés.
En el próximo post verás más herramientas que funcionan contra el estrés y qué otros efectos se pueden producir por exposición a estrés crónico, como depresión, ansiedad y deterioro cognitivo.