Inflamación por antinutrientes.
En este post seguiré explicándote por qué los carbohidratos complejos se relacionan con las enfermedades occidentales (diabetes, ECV, hipertensión, enfermedades neurodegenerativas, depresión) a través de generar inflamación. Seguiré hablando de los cereales, pero más específicamente del trigo. Aprenderás qué son los antinutrientes y qué antinutrientes tiene el trigo.
En el post anterior hable de la metainflamación o inflamación de bajo grado. Ese estado de inflamación leve que se mantiene el tiempo ayudando a la generación o sostenimiento de las patologías de la sociedad occidental. También expliqué que comer continuamente productos a base de harinas puede hacer que tu microbiota se vuelva disbiotica, pierda su equilibrio, y produzca inflamación. Recuerda que los productos hechos con harina tienen muchos carbohidratos acelulares que son de fácil disposición para esa microbiota pro-inflamatoria. Y otro dato del primer post de carbohidratos, es que además al comer pan, pasta y demás productos, dejas de comer frutas y hortalizas, que alimentarían a la microbiota que sí te interesa y que, además, te aportarían vitaminas, minerales, antioxidantes…
Además hay un punto que no debes olvidar cuando hablamos de la generación de inflamación por comer tanto producto de harinas: Que los cereales tienen antinutrientes. Espaguetis, macarrones, pan, bollería, galletas, cereales de desayuno, etc. tienen antinutrientes.
Inflamación por antinutrientes
Los granos de los cereales tienen “antinutrientes” que aumentan la permeabilidad intestinal. Permitiendo así mayor paso de sustancias a través de la barrera intestinal hacia la sangre, como comenté al hablar de la disbiois. Y además inician una respuesta del sistema inmune pro-inflamatoria.
La función de la barrera intestinal es permitir el paso de nutrientes hacia la sangre y por otro lado protegernos de sustancias nocivas impidiendo su paso. La permeabilidad, permitir el paso de sustancias, se regula por estímulos como el estrés, las citocinas (moléculas liberadas por las células para enviar información), las sustancias de los microbios e incluso las moléculas de los alimentos que pueden generar reacción del sistema inmune, como los antinutrientes. Así los antinutrientes de los cereales pueden contribuir a la inflamación crónica, provocando disfunción y enfermedad, patología autoinmune…
La inflamación la genera el sistema inmune, nuestro sistema de defensa, cuando percibe estímulos nocivos, lesiones o patógenos. Es un sistema de protección que nos resulta beneficioso. El problema surge cuando no desaparece el desencadenante de esta respuesta, o si se activa continuamente al sistema inmune: si se presentan antinutrientes continuamente en el intestino que dañan la barrera intestinal y llega al sistema inmune. En estos casos la respuesta inflamatoria puede hacerse autosostenible y crónica.
Ya sabemos que la inflamación crónica se asocia a diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer, enfermedades autoinmunes, depresión. Todas están asociadas a niveles elevados de citocinas proinflamatorias (sustancias de comunicación entre las células que acaban generando inflamación como IL 1, IL 6, TNFalfa…)
A través de la dieta se pueden activar las vías que generan inflamación (vias proinflamatorias). En este estudio puedes ver que los factores de la dieta que generan inflamación son: una mayor proporción de ácidos grasos omega -6/ omega -3 , una alta ingesta de azúcares simples y los antinutrientes, como los que se encuentran en el trigo y otros cereales.
¿Cuáles son los antinutrientes del trigo?
La principal proteína del trigo es el gluten que permite crear pasta y pan. La gliadina es un compuesto que forma parte del gluten. Por otro lado, el trigo tiene otro antinutriente menos conocido que la gliadina del gluten. Es la lectina. La lectina está presente en muchas plantas, especialmente en semillas, su actividad se ha demostrado en trigo, centeno, cebada, avena, maíz y arroz. Entonces tenemos que los granos de cereales contienen «antinutrientes», como la gliadina del gluten de trigo y además la lectina de trigo.
Tanto la gliadina (del gluten) como las lectinas, específicamente las del trigo (WGA) son capaces de aumentar la permeabilidad intestinal y activar el sistema inmune, hacia inflamación.
Dentro de los cereales la avena integral ha demostrado tener efectos positivos en nuestro organismo y en nuestra flora. El arroz también suele sentar bastante bien, aunque actualmente no es recomendable más de un par de veces a la semana por su alto contenido en arsénico. El trigo sarraceno no es mala opción de vez en cuando (aunque realmente es un pseudo-cereal).
En resumen como carbohidratos complejos tenemos muchas opciones: tubérculos (patata, boniato), zanahoria, calabaza, hortalizas, algo de cereales bien elegidos. Debemos tomar los mínimos productos manipulados: harinas, pastas alimentarias, bollería, panadería. Ya que normalmente son refinados y derivados del trigo.
No he olvidado el azúcar y dulces en general. En otros post te explicaré la relación de los carbohidratos sencillos (azúcar y fructosa) con la inflamación de bajo grado. Y cómo estos carbohidratos conducen hacia la obesidad y son capaces de estimular el hambre.