La Resistencia a la Insulina se genera por Inflamación
En el anterior post, te expliqué que las fuentes de carbohidratos de rápida asimilación pueden ser una fuente de resistencia a la insulina (R.I.) Hoy te voy a presentar la otra fuente de R.I. que también está muy presente en nuestra sociedad: la inflamación. Te mostraré cómo la inflamación y también la obesidad generan R.I.
En Resistencia a la Insulina I, pudiste ver que una función de la insulina es bajar la concentración de la glucosa en sangre y también que las subidas elevadas (o repetidas) de glucosa generan un mal funcionamiento en el receptor de insulina que se traduce en la “No entrada” de glucosa a las células, manteniendo niveles elevados de glucosa. Como respuesta se produce una mayor liberación de insulina. La hiperglucemia y la hiperinsulinemia son las responsables de los deterioros generados por la R.I. que están presentes en muchas de las enfermedades occidentales.
Por tanto una alimentación basada en procesados, por su alto contenido en carbohidratos, que generan subidas rápidas de glucosa, nos puede predisponer a padecer las patologías relacionadas con la R.I. Te diré que también sabes, por post anteriores, que esos mismos procesados aumentan la inflamación a través de la disbiosis y de antinutrientes. Entonces, podrías preguntarte: ¿esa inflamación también genera R.I? Pues si. Otro factor más para evitar los procesados. Te voy a explicar el proceso.
Cómo se crea la R.I. por inflamación
Viste que, por hiperglucemia, el receptor de insulina va perdiendo afinidad por la insulina (“necesita más dosis de insulina”). Pero la resistencia a la insulina también se genera si existe un entorno inflamatorio. El aumento de sustancias inflamatorias en el interior de la célula impiden la activación del transportador de glucosa.
Es decir, en inflamación, los receptores de insulina pueden funcionar, pero no se producirá la entrada de glucosa. La respuesta será liberar más insulina, pero poco podrá remediar. Ahí tienes la Resistencia a la Insulina por inflamación.
El sedentarismo, las dietas poco saludables, el estrés emocional y el ritmo de vida acelerado crean una inflamación de bajo grado. Son generadores de factores proinflamatorios (TNF alfa, IL 1b, IL 6) que causan R.I. como puedes ver aquí. Para entenderlo mejor, te lo voy a explicar en caso de padecer obesidad. Y es que la obesidad es un claro caso de inflamación leve crónica.
En la obesidad la expansión del tejido adiposo es causada por la hipertrofia de los adipocitos, las células grasas se hacen grandes, en lugar de crear un mayor número de adipocitos. Los adipocitos grandes son disfuncionales. Producen citocinas proinflamatorias y liberan ácidos grasos libres (AGL)(FFA en inglés) a la sangre. La liberación de AGL desde el tejido adiposo puede ir depositándose en otros órganos (grasa ectópica) como en el hígado o el corazón, cosa nada deseable.
Todo ello genera un estado de inflamación leve y un depósito de grasas en órganos que crean R.I., dislipemia, hipertensión e incluso promueve la generación hígado graso no alcohólico. Todos esos factores que suelen englobarse bajo el nombre de Síndrome Metabólico (MS). A esto hay que sumar que en este estado el cerebro no suprime el apetito, lo que contribuye a la obesidad.
Haciendo síntesis de lo dicho, la comida rápida, los alimentos procesados pueden generar R.I. por ser hiperglucémicos y por ser proinflamatorios (disbiosis y antinutrientes). Pero los procesados además suelen llevar ácidos grasos trans (AGT). ¿Qué sabemos de los AGT?
Las grasas trans pueden pasar a formar parte de la membrana de las células alterando la sensibilidad del receptor de la insulina. Como puedes ver en esta revisión: “no sólo ingerir grandes cantidades de AGT puede inducir efectos adversos, sino que también el consumo de bajas proporciones durante largos períodos puede promover la resistencia a la insulina”
Resumiendo la R.I se vincula a la inflamación. Ahora puedes pensar en nuestra sociedad, basada en alimentación hiperglucémica y con grasas trans, con alta tasa de obesidad, de estrés, elevado ritmo de vida, falta de ejercicio y mal descanso. Todo ello son fuentes crónicas de liberación de sustancias proinflamatorias que generan, en este caso R.I., que es la base de muchas patologías. La resistencia a la insulina es una condición prevalente generalmente asociada a un estilo de vida no saludable. La reducción del sobrepeso y el estilo de vida saludable son las medidas terapéuticas más importantes.
Como coletilla, te diré que la mejor herramienta para la resistencia a la insulina es el ejercicio físico, ya que el movimiento es capaz de generar cambios que permiten ingresar la glucosa en el musculo sin necesidad de insulina.