Seguro que alguna vez te ha pasado esto: Decides cuidarte y comer de forma saludable, pero, a pesar de sentirte saciado, recuerdas esos dulces que tienes guardados…Recuerdas con gran intensidad su sabor y sabes exactamente dónde están guardados. Decides comer sólo un trocito…pero al instante, pierdes esa sensación de saciedad y parece que podrías comer sin parar.
Realmente, ¿por qué se nos hace tan duro? ¿¡¡No deberíamos estar programados para que nos gusten más lo brócolis que la bollería!!?
Estamos programados para comer
La alimentación es fundamental para la supervivencia individual y la del grupo. Sin un buen sustento, el resto de funciones se vienen abajo y, por ello, tenemos “incrustada“ en nuestro cerebro la búsqueda de comida . De hecho, hay un complejo movimiento de neurotransmisores como la dopamina, endorfinas y acetilcolina, que generan la búsqueda de alimentos y la posterior recompensa, el placer que nos proporcionan, cuando los comemos. El disfrutar de la comida motiva una nueva búsqueda de comida que nos generará, de nuevo, placer. Este ciclo de la recompensa está relacionado con emociones, lenguaje, reproducción, memoria… Ten en cuenta que nuestro apetito se genera en momentos de escasez de alimentos para generar un sobrealmacenamiento, es decir, para engordar. Cuando tu nivel de glucosa en sangre desciende, se genera el apetito. Incluso nuestra memoria espacial a través del olfato, parece estar vinculada con la sensibilidad hacia alimentos más energéticos. Es decir, somos capaces de distinguir los alimentos más energéticos a través, tan sólo del olfato. Puedes verlo aquí.
“Come cuanto puedas y cuando puedas”
Nuestra programación es comer siempre que se puede, pero nuestro entorno actual no nos beneficia especialmente para esta conducta. Te destaco dos puntos importantes:
- Si cuando tienes hambre, tu elección es algún producto muy dulce, se generará una súbita elevación de glucosa en sangre que disparará, a su vez, a la insulina para contrarrestarla. El efecto es una hipoglucemia, una bajada brusca de azúcar en sangre que alertará a tu cuerpo y volverás a sentir hambre rápidamente. Si te alimentas de procesados, siempre tendrás hambre.
- Es importante valorar el factor hedónico de los alimentos, la cantidad de placer que generan. Unos generan más placer que otros, pero no hay que olvidar que los productos procesados son creados para potenciar los sentimientos de placer, las recompensas a nivel cerebral. Es decir, para crear adicción.
Lista de los alimentos más adictivos, en este estudio
¿Adicción a procesados?
Desde una visión evolutiva, la adicción nos permitió a los humanos sobrevivir cuando la comida escaseaba. Sería algo así como: “Cuanto más dulce y más graso mejor”, más reservas generarás y por tanto mayor posibilidad de sobrevivir a la hambruna.
Pero, a día de hoy, esos circuitos no resultan muy efectivos y pueden estar comprometiendo nuestra salud, ya que no todos los alimentos generan la misma adicción. De hecho, los alimentos altamente procesados parecen estar asociados con “adicción a la comida” como puedes ver en este artículo y, curiosamente, no son los alimentos más saludables.
Un grave problema es que el termino “alimento” no sólo se refiere al alimento en su estado natural, sino también a aquellos con grasas y/o carbohidratos refinados o edulcorantes añadidos. Por ejemplo, hay alimentos con carbohidratos sencillos como las frutas o con altas cantidades de grasas, como los frutos secos…pero de forma natural es difícil encontrar la combinación de ambos (grasas y carbohidratos). En cambio, altas cargas de azúcares y grasas se dan en los procesados, para ser más sabrosos (pizza, bollería…). Estos ultraprocesados desencadenan niveles de recompensa altísimos, pudiendo generar conductas de tipo adictivo.
Si antes te explicaba la generación de hambre a través del efecto de los altos niveles de glucosa en sangre, ahora imagina el efecto de los ultraprocesados ya que tienen más probabilidades de inducir picos de glucosa en sangre. Además, debes saber que existe un vínculo conocido entre los niveles de glucosa y la activación de áreas del cerebro que están involucradas con la adicción.
Además, los edulcorantes, tanto calóricos como no calóricos, parecen actuar sobre los mecanismos de recompensa del cerebro de formas que probablemente perpetúan su ingesta. Estudio
Pero ahí no acaba todo, porque en los ultraprocesados se eliminan la fibra, las proteínas y el agua. Esto genera una mayor y más rápida absorción de carbohidratos, generando picos de glucosa y por tanto inflamación, y de nuevo hambre y adicción, como ya vimos. Es un circulo vicioso.
Por tanto, parece que los procesados por su alto contenido energético, en azúcar, grasa (y también en sal), resultan más apetecibles de lo normal y pueden generar adicción. Todo ello puede facilitar la sobrealimentación y obesidad.
Ultraprocesados malos, malos.
Además, parece ser que los alimentos ultraprocesados alteran la señalización intestinal-cerebral y generan otro sistema de refuerzo para que comas más. No hay que olvidar que ya se relaciona el ultraprocesamiento de alimentos con enfermedades no transmisibles. Por ejemplo, algunas sustancias que generan los alimentos por su exposición a altas temperaturas, los aditivos y los edulcorantes artificiales, como puedes ver aquí, provocan disbiosis que generan una inflamación, relacionada con muchas enfermedades actuales. Así que no sólo tenemos que pensar que nos hacen comer más, sino que, además, no son sanos.
No es tanto mirar con qué alimento se ha hecho un procesado, sino su resultado final, como explican en este otro articulo de Cambridge University Press: “ El factor más importante ahora, cuando se considera la alimentación, la nutrición y la salud pública, no son los nutrientes y no son los alimentos, sino lo que se hace con los alimentos y los nutrientes que originalmente contenían, antes de que se compren y consuman. Es decir, el problema es el procesamiento de alimentos o, para ser más precisos, la naturaleza, el alcance y el propósito del procesamiento, y lo que les sucede a los alimentos y a nosotros como resultado del procesamiento«.
En conclusión: ¿realmente es tanto lo que comemos? Quizás dependa de los «alimentos» que escogemos. Y termino con palabras del artículo que te he dejado más arriba:
«Investigaciones recientes sugieren que los alimentos altamente procesados son adictivos y que los mecanismos hedónicos (vías de búsqueda de placer) pueden desempeñar un papel fundamental en la patogenia de la obesidad. También se ha sugerido que el enfoque en el conteo de calorías está equivocado y que las estrategias futuras deben enfatizar la calidad de la dieta y factores individuales como la regulación hormonal del metabolismo y el microbioma intestinal».